domingo, 29 de junio de 2014

Cumple-trail Feliz!!!

Quien me iba a decir hace unos años que me regalarían un dorsal para un medio maratón de montaña y para el mismo día de mi cumpleaños, y lo más difícil, que hace unos años este regalo me hiciese una ilusión tremenda.
 
Pues así fue, un día Juan me llamó para decirme que tenía dorsal para esa carrera, él y Félix me acompañarían en ese día. Para los 3 sería nuestro primer medio maratón de montaña, pero el que más nervioso estaba, sin duda, era Juan, así que le propuse acompañarlo durante la carrera, a parte Félix se encargaba de entrenar con él por las mañanas y yo por las noches frontal incluido por la Serralada de la Marina.
 
Con todo esto nos plantamos en mi 37 cumpleaños, día muy feliz para mi nada más empezar el día, besos y abrazos de los peques y mi mujer, en Facebook las primeras felicitaciones de amigos y a su vez otros amigos esperándome para ir a correr, pocas cosas más pueden mejorar el inicio de un día tan especial, pero si de algo somos capaces dentro del equipo, o hermandad como nos gusta decir, es que cada uno de nosotros tenemos la capacidad de sorprender al resto en cualquier momento y en este día no iba a ser menos, así que decidieron sorprenderme con camiseta nueva del equipo a estrenar en esta carrera.

Llegamos a Mataró, el aparcamiento cerca de las pistas de atletismo se hizo imposible, deseamos acabar bien la carrera o si no el regreso al coche sería bastante duro. Nos colocamos el dorsal y aprovechamos para ir tranquilos hasta la salida, comentando un poco lo que íbamos a hacer de inicio. Félix, que había ido días antes, nos explicó que en los primeros kilómetros intentásemos avanzar para evitar tapones en las primeras trialeras, él por su parte, iba a intentar meterse en el grupo de cabeza.
 
 
 
 
 
Llegan mis padres y me felicitan, charlamos un rato entre todos y nos hacemos una foto para inmortalizar el día. Comenzamos el calentamiento, que no dura más de 10 minutos, ya que la hora de salida se nos echa encima, como siempre.

Una vez colocados escuchamos de la organización que, aunque el nombre de la carrera es media maratón de montaña de Mataró, el recorrido es de 22,50 kms. información que alegra enormemente a Juan ( tono sarcástico).

Dan la salida y me despido de la familia. Los primero metros intentamos dejar atrás a la gente que vemos más lenta intentando llegar a la primera trialera con poca gente delante para evitar los temidos tapones. Pero es imposible, la gente comienza a andar en su mayoría, lo que impide que avancemos, lo más sorprendente es que al acabar la carrera Félix, que iba entre los primeros, nos contase que en ese tramo solo corrían los 2 primeros y que el resto se limitaba a andar.
 
 
 
 
 
He hecho muy pocas carreras de montaña, pero esto es algo que no logro comprender, no entiendo como la gente que va con la intención de pararse en el primer kilómetro se pone en los primeros puestos de la salida, parando a los que queremos correrla de principio a fin, y doy fe que no soy el único que lo piensa, mucha gente intentaba salirse fuera de la trialera para avanzar más deprisa. Una de las personas en las que me fijé, fue una chica que avanzaba a toda prisa, le comenté a Juan que en la manera de correr, el pelo negro y la tez morena, me recordaban a una corredora tarahumara, y con ese sobrenombre cariñoso se quedó.
 
Después de subir los 2 primeros kilómetros, vino una bajada larga aunque no muy pronunciada, pero llena de hojarasca y arboles que nos servían para sujetarnos ante un posible resbalón, al final un camino que había que cruzar dando un gran salto desde un corte bastante alto, en circunstancias normales me lo hubiese pensado, pero la inercia de la carrera te empujaba a hacerlo, y lo disfruté muchísimo, aunque esta no fue la única ocasión en la que pasaría una situación igual.
 
Seguimos varios kilómetros con un entorno increíble, abrazados y atrapados por arboles y arbustos, algo que se agradecía porque en algunos claros aparecía el sol y picaba un poco en la piel. En una de las pocos senderos llanos, uno de estos arboles quiso agarrarme el pie con una de sus raíces y me tiro al suelo, por suerte no me pasó nada, pero me hizo entender que no se podía perder la concentración, ni siquiera en un llano.
 
Llegamos a un avituallamiento y devoré varios trozos de sandía que me supieron a gloria. Al salir de allí nos cruzamos con nuestra "amiga" tarahumara que por primera vez la veo andar, me acerqué a ella y la animé a seguir corriendo, le dije que después de conseguir avanzar a mucha gente y que no era el momento de rendirse, aquellas palabras parecen ser la chispa que enciendan el motor de sus piernas y vuelva a correr.
 
Nos adentramos en el bosque, y sigo sorprendiéndome trepando como una cabra por empinadas cuestas, como consecuencia del entusiasmo dejo sin querer a Juan atrás lo que me lleva a hacer algo que considero está mal hecho y es el haber molestado para adelantar y luego pararme a esperar a Juan, molestando así al resto de corredores.
 
El recorrido es increíble y no deja de sorprenderme, pasamos por caminos estrechos que con un traspié nos llevarían a caer hacia un terraplén no muy hondo pero bastante pronunciado, volvemos a subir, pero en esta ocasión se hace difícil avanzar, aunque lo consigo dando pequeños saltos y poniendo alguna que otra vez las manos en tierra.
 
Siguiente avituallamiento, nos reencontramos con nuestra amiga que ya salía de él, nos ha tomado ventaja, pero no es ningún problema, simplemente es mera referencia y disfrutamos de la fruta, bebidas y frutos secos que nos ofrecen durante unos 5 minutos.
 
 
 
 
 
Reanudamos la marcha y justo al salir nos topamos con el fotógrafo de la carrera que nos hace una instantánea para inmortalizar el momento. Avanzamos por el sendero y volvemos a encontrarnos con una bajada tremenda, se escucha algún comentario de desaprobación, pero al final nos lanzamos y afrontamos el reto de la bajada, no acabamos de descender y ya vemos la próxima subida, unos metros más adelante nos aparece un perro suelto y sin dueño ni bozal. Ya nos había comentado Félix cuando vino a explorar el terreno que se encontró algún perro suelto y del nerviosismo que le provocaba que en la carrera alguno de ellos al ver gente corriendo se abalanzase jugando a algún corredor y eso provocase alguna caída, pero no fue así y el perro se limitó a observarnos, pasamos cerca de una verja donde se encontraban algunos perros más que nos animaban con sus ladridos.
 
Vamos en un grupo de unos 5/6 corredores y todos vamos a un buen ritmo, hay varios giros, subidas y bajadas con surcos en el centro que nos hacen estar con todos los sentidos alerta, la chica que va en cabeza de este grupo nos pregunta si la queremos adelantar, a lo que Juan y yo le respondemos que como quiera pero que vamos con las fuerzas justas y no tenemos ganas de pasarla y que la frenemos nosotros, así que continua en cabeza hasta llegar al siguiente avituallamiento.
 
Salimos después de un breve descanso y volvemos al bosque y volvemos a las bajadas, esta vez la misma chica de antes se aparta y nos deja pasar, a su vez  nos pregunta que si sabemos algo sobre lo que falta del recorrido, y le digo que no me gusta saber lo que me espera porque en mi caso disfruto más de la carrera.
 
Llegamos a una super cuesta, por donde baja un riachuelo de agua bastante sucia y con peor olor, pero la subida es tremenda entre rocas y arboles, al acabar el primer tramo pasamos por una zona de barro, donde un corredor se cae y se hace bastante daño, entre unos cuantos corredores intentamos auxiliarlo, lo levantamos y comienza a hacer pequeños estiramientos, nos da las gracias y nos pide que sigamos que él puede salir por su propio pie.
 
Después otra bajada terrible, pero en esta ocasión el que casi se cae soy yo, la situación de lo más normal en esa situación, un corredor que al intentar adelantarme y yo verlo tan cerca de mi, hace que me desequilibre y suerte de un tronco donde me pude agarrar y así poder evitar la caída, pero bueno no creo que se algo a tener en cuenta, sitio estrecho y todos bajando como si nos persiguiese el demonio, normal que estas cosas puedan suceder .
 
Volvemos a subir y creo que la peor cuesta de toda la carrera, casi nadie corría aunque todos hacíamos el intento, desde lo alto alguien de la organización gritando que nos acercamos a un avituallamiento y que esta es una de las últimas cuestas de la carrera, en esto que un corredor dice en broma que nos espera vasos de cerveza y un plato de patatas brava, y aquí la tontería del día no sé me ocurre otra cosa que seguirle la broma diciendo que entonces había que darlo todo y comienzo a saltar y a correr entre las piedras como alma desbocada y comienzan a darme unas rampas en los gemelos, lo que hace que vuelva al ritmo que estaba llevando. Al llegar al avituallamiento, estiro y sobretodo engullo la sandía fresca y bebo todo lo que puedo, estamos cerca del final y ahora lo que viene no tiene que ser muy complicado.
 
Salimos hacia arriba y pasamos por Can Bruguera y por un calle larga y como no empinada, pero nada que ver con lo que hemos pasado hasta ese momento, los gemelos protestan aunque se ha apaciguado bastante el tema de los calambres y ahora son las caderas las que me chirrían pidiendo que todo acabe cuanto antes, así que le digo a Juan que estos 2 kilómetros los tendrá que acabar solo y que me adelanto para no sobrecargar más todo mi cuerpo a un ritmo en el que esta sufriendo porque no es el suyo.
 
Dejo atrás la urbanización para adentrarme en los últimos kilómetros, comienzo a bajar y a los pocos metros una de esas bajadas bastante pronunciadas, alguien comenta que para la próxima vez se trae un trineo, pero como en todas las demás nos lanzamos con toda la precaución posible.
 
 
 
 
Volvemos a subir y aparezco en un merendero, la gente parece no extrañarle que cerca de las mesas y las barbacoas pasen tantos corredores, alguno seguramente pensó lo mismo que yo, que un avituallamiento cerca de las barbacoas con butifarras y trozos de carne tampoco hubiese estado mal. Me meto por un sendero y vuelvo a bajar, donde a pocos metros me encuentro a mi amiga y la felicito por la gran carrera que está haciendo, ella me pregunta por Juan y le comento que nos sigue a pocos metros pero que lo he tenido que dejar atrás, me despido de ella y comienzo a escuchar los altavoces de las pistas de atletismo. Acelero y disfruto de los últimos metros de una carrera que pienso incluir en mi calendario, no se puede describir todo lo que vi y disfruté por mucho que lo intente explicar por aquí, hay cosas que seguro que se me han pasado. 
 
Al final paro el crono en 2h 47´30", al llegar me entero de que Félix ha sufrido dos caídas bastante fuertes pero que ha conseguido acabar bien dentro de lo malo, al poco rato entra Juan. Me acerco para ver como está y todo normal, empezamos a estirar y seguimos hablando de una pequeña bomba que ha soltado en mi cabeza durante calentábamos por la mañana, la proposición parece firme y me sorprende aún más la reacción de mi mujer.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La proposición no es otra que correr junto con Félix la ultramaratón de la Intermon Oxfam de 100 kilómetros para la primavera del 2015, la reacción de mi mujer es: Y donde es? Me quedo a cuadros porque entiendo que ella da por hecho que si puedo y me encuentro bien iré, pero mejor aun es que ella confía en que podré acabarla. Grandes cosas que tiene esto de correr ya iré contando.
 
 
 
 
SALUD Y KILOMETROS !!!

sábado, 7 de junio de 2014

Poseído por el demonio del running en L´Endimoniada

Para los que vivimos en Badalona sabemos de buena tinta la importancia que tiene el demonio en esta ciudad, y no porque se le venere, si no porqué es la figura principal en la fiesta mayor, donde se quema un demonio gigante, que cada año varía según la temática que se escoja y donde a los pies de este se le unen pequeños demonios de todos los colegios de Badalona hechos por los niños.

Supongo que debido a ese apego nació el nombre de esta carrera,  pero no descartaría el que hay que tener cierto grado de posesión demoniaca para animarte a hacerla, todo esto hay que entenderlo en el buen sentido. 

Lo primero es la distancia, son 18 km., entre los 10 km que suelen ser a las primeras carreras que se apunta un amateur y el medio maratón que suele ser el siguiente paso después de curtirse en las anteriores. Segundo se hace en la montaña con lo que eso conlleva y no una sencilla, sino la Coscollada de l'Amigó, o como la llamamos los que entrenamos por aquí, la subida al vigía, y eso solo es la mitad del recorrido, que después hay varias subidas de igual importancia aunque no tan largas,  ahora a esta coctelera le ponemos el ingrediente secreto y endiabladamente delicioso, hacerlo de noche, cuando el demonio está más activo.

Esta carrera siempre he querido hacerla, pero al igual que la cursa del Nassos (31 de diciembre), es difícil que yo pueda participar debido a su horario de tarde-noche que choca con mi horario de trabajo, pero este año sería posible pues coincidía con mi descanso, ahora solo me quedaba un escollo, y era el de conseguir uno de los 500 dorsales que pondrían a la venta, y lo conseguí.

Las semanas de preparación  fueron duras, sobretodo porqué no conseguía subir el tramo más duro sin pararme a mitad del camino y la intención era conseguirlo antes de la carrera. Combinaba muchos entrenamientos de montaña con alguno de asfalto, incluso hubo dos días seguidos con Félix de asfalto y montaña. Al final un día con el cielo tapado, solo y a un ritmo muy cómodo desde el principio conseguí subirlo sin parar. Aunque muy contento por mi hazaña, pensé que con descanso y entrenamientos más conservadores en la última semana,  no tendría muchos problemas, hasta que Paco decidió darse una vuelta por el recorrido y enviarme unas fotos de las bajadas que vendrían después del vigía. He de reconocer que me entraron algunas dudas, pero pensé que al llegar allí iría más despacio e intentaría controlar las bajadas.

El día de la carrera tuve que ir a aprender una línea de bus con mi hijo por la mañana, luego fuímos todos a comprar, comimos y nos relajamos viendo la televisión. Creo que fue la mejor manera de tener la cabeza distraída en las horas previas a la carrera.

Después de una buena sobremesa y una tarde sin movernos del sofá, me fuí preparando para salir hacia la meta. Al salir del parking suena en la radio la canción Happy de Farrell Williams, lo mejor que podía sonar en ese momento antes de la carrera y con la incógnita de que me depararía la noche.
 
 

 
 
En la línea de salida, recogida del dorsal y saludos a algunos amigos, entre ellos Toni de los Running Vigía y compañero de trabajo. También a Francisco, que conocí nadando con el grupo del restaurante el Pescador y me explicó como afrontar la primera bajada después del vigía. A la espera de que diesen la salida, se presentaron mis tíos que vinieron a darme su apoyo en esta carrera.
 
 



 
Me despido y salgo a calentar por la zona, en los primeros pasos notó una moléstia en el tobillo izquierdo, bajo la intensidad pero el dolor sigue sin irse, así que aprovecho los últimos minutos para estirar, aunque son escasos por aprovechar hasta el último minuto para calentar. Entro dentro del grupo de endemoniados y dan la salida en el monumento a Roca i Pi y justo al lado mi familia para darme los últimos ánimos, comienza la carrera.





 

Dejamos atrás la rambla y empezamos a subir por la calle Mercè, desde el inicio intentó buscar un ritmo cómodo y que me permita llegar lo más entero posible a la subida de la Coscollada de l'Amigó, ese es el reto. llegar hasta allí sin parar. Cruzamos la carretera nacional y entramos en la calle Eduard Fló, giramos a la izquierda por Vía Augusta y entramos por la derecha a la calle del Temple, pasamos por delante de la Iglesia de Santa María y nos metemos a la derecha en busca de la calle Sant Felip para cruzar por el puente de la autopista. Giramos a la derecha en la calle Jaume Passarell, primer respiro y unos metros de llano y al final una pequeña bajada para subir a la calle de la Font, una calle que se caracteriza por ser una zona habilitada para la práctica a los que corremos y para los que van en bici, pero que se usa para que los perros hagan sus necesidades y que algunos dueños irresponsables no recojan sus pertenencias y las ubiquen en un sitio que esté habilitado para ello, lo que significa una olor muy fuerte y el hallazgo de alguna de esas "joyas" en el camino que intentamos evitar.

Aparecemos en las cocheras de los autobuses de TUSGSAL , cruzamos la autopista y llegamos al parque de bomberos, donde nos esperan una gran representación de ellos y dos subidos a una grúa aplaudiendo y animando a todos los demonios que pasamos por debajo.

Entramos en la montaña por un pequeño descampado e iniciamos la subida en zig-zag a la cruz de Montigalá, en este punto sucede algo que me molesta un poco, aunque respeto lo que cada uno haga, pero considero que apuntarte a una carrera como esta y comenzar a andar en el km. 4 no es muy lógico y menos cuando te pones en posiciones bastante avanzadas como si fueses a ganar la carrera, cuando realmente no ha empezado lo fuerte de las subidas , y claro, eso conlleva los primeros tapones y que cuando uno adelante, un gracioso me llame superman. No soy ningún superman pero conozco mis limitaciones e intento no fastidiar con mi actitud y si veo que no puedo más y necesito andar más, me aparto del camino central para dar paso a los que van corriendo, no acaparo todo el carril para que nadie pase, es mi opinón.

Dejo atrás la cruz y aprovecho para descargar un poco las piernas en la bajada y aparezco en una pista de tierra bastante larga, este pequeño descanso me ha ido bien. Subimos a un pinar y enlazamos  con un sendero que nos lleva al mirador de Sant Jeroni.
 



 

Ahora se comienza a complicar la cosa, pasamos la cadena y comenzamos a subir el camino de Can Mas, la cuesta es empinada y aunque intento distraer la mente para que no piense en lo que viene, es inevitable que no paré de pensar que comienza un tramo que conozco muy bien y que es uno de los más duros del recorrido.

Escucho como un chico del grupo que viene detrás mío le dice al resto que intenten llevar un ritmo cómodo, a lo que le respondo que se conformen con llevar ritmo, lo que produce alguna risa. Salvo esta subida que se encadena con un tramo llano de unos 100 m. luego una subida por una trialera bastante dura donde las raíces de los árboles hacen de escalones improvisados, y por último una subida que me hace sufrir antes de llegar al tramo complicado. Dejo atrás la trialera y salgo a una pista que sube hasta la carretera de la Vallensana pero el descanso que me dan estos 50 m. de llano me parecen escasos para poder recuperar algo las piernas que comienzan a estar mermadas.

Cruzo la carretera y entro en la pista que me llevará a lo alto de la Coscollada de l'Amigó (torre vigía), 1,4 km. de subida sin descanso. La pista es ancha lo que favorece el adelantamiento, ahora lo más habitual a mi alrededor es gente andando, pero yo me he propuesto no parar así que a un ritmo lento pero seguro comienzo a avanzar corredores, algunos parecen molestos y un par de ellos hacen pequeños sprints para adelantarme, pero a los 50 m. vuelven a parar, al ver el resultado que obtengo con mi ritmo me afianzo en la manera de como lo estoy haciendo, al pasar el desvío que va hacia la fuente de l'Amigó toca subir un tramo muy corto pero muy duro, los cuádriceps me arden e intento no centrarme en eso, así que hecho mano de mi memória y empiezo a hacer el recorrido mentalmente de la línea de bus que aprendí por la mañana, recurso que me sirvió, aunque a veces era difícil mantener la concentración debido a la dureza de la subida. Pero llegué a la curva que indicaba que la torre estaba a tocar y que un pequeño llano serviría de descanso para mis piernas y afrontar los pocos metros que quedaban de subida, estoy tan feliz de haber llegado hasta aquí que ya no me acuerdo del cansancio y comienzo a subir el ritmo, veo la torre y debajo el avituallamiento. cargo energía y empiezo a bajar con algo de incertidumbre por no conocer el recorrido que viene ahora, de momento las piernas ya agradecen que sea bajada, y la mente se concentra en lo que está por venir, ahora los sentidos están alerta.
 


En las primeras zancadas voy bastante suelto y recuerdo las palabras de Francisco que me indicó bajar por el lado izquierdo para evitar una posible caída, la bajo sin problemas y sigo prácticamente solo a mi alrededor aunque noto un par de corredores detrás mio no a mucha distáncia. Vuelvo a bajar pero esta vez por una trialeras con bastantes socabones y alguna piedra suelta, alcanzo a algunos corredores y nos juntamos todos en la siguiente subida, consigo adelantar y los que me seguían están justo detrás mio, uno de ellos me dice " Vamos Javi que eres nuestra liebre" al principio pienso que son conocidos, pero caigo en la cuenta que en mi camiseta pone mi nombre. Esa palabras en parte me animan porque el ritmo que llevo no es muy fuerte pero es constante y eso me permite ir adelantando a algunos en las subidas, muy contento por eso, ya que los entrenos de las semanas anteriores han dado sus frutos.

Volvemos a bajar, ahora pasamos muy cerca de Can Ruti y aunque las vistas son increíbles, no puedo distraerme ni un segundo, el terreno vuelve a ser complicado y ya ha habido algunos corredores con torceduras y caídas. La bajada se vuelve más empinada y casi no puedo controlar mis piernas, frenar es una tarea durísima y los cuadriceps se resienten en cada intento. De repente me encuentro en un borde altísimo, lo único que puedo hacer es saltar sin pensar, con la esperanza que en el aterrizaje no me lleve a besar el suelo o algo peor. Toco el suelo y mantengo el equilibrio, pero las caderas se quejan en el impacto, nada que no subsane con un par de zancadas más relajadas, el dolor se va pasando e intento recuperar mi ritmo.
 


 
 
Ahora intento relajarme, ya se que estoy acabando y no quiero cometer errores. Le comento al que me sigue que me adelante si quiere que yo trabajo al día siguiente y no quiero agotarme más de lo necesario y la verdad es que las fuerzas ya empiezan a escasear, charlamos un poco y descubro que había trabajado en los autobuses, luego comentamos un poco la carrera y me despido de él. 

Paso por delante del trabajo, miro a ver si reconozco a algún compañero que esté parado por el corte de la carrera pero no veo a nadie. Vuelvo a bajar por Font, cruzo el puente de la autopista y llego a la iglesia de Santa María, la animación en esta zona ha bajado de intensidad, nada que ver con lo que sucede unos metros más adelante. La calle del Mar esta a rebosar de gente, aplaudiendo y gritando, una sonrisa se dibuja en mi cara, estoy acabando una carrera dura pero  muy disfrutada, no sabia que se podía disfrutar tanto de la montaña y de noche.

Veo a Reme y a mis peques, Ainoa se lanza esta vez a cogerme la mano y llegar a la meta juntos, paramos el crono en 1h 50´06". Lo peor viene después, cola para el avituallamiento y lo malo no es eso, lo peor es la gente que se cuela y no sabe esperar su turno, lástima que el deporte no les sirva a algunos para formarse como personas e infundirles valores como honestidad, humildad y buen comportamiento, aunque eso no empañara un carrera genial y que me encantaría volver a repetir.
 
 


 

SALUD Y KILOMETROS !!!