jueves, 3 de mayo de 2012

3er Maratón a ritmo de Rock´n Roll

Acabé la maratón de Barcelona cansado, pero al día siguiente no tenía muchos problemas para moverme, grata sorpresa para volver cuanto antes a la carga, porque en menos de un mes tenía la maratón de Madrid. Así que a los 4 días quise probarme haciendo 12 kms.

Cuando empecé a correr, tenía unos pequeños problemas en la cadera, pero a medida que iba corriendo, el dolor desaparecía poco a poco. Pero eso fue un espejismo, mientras caminaba para ir a casa, surgieron otra vez esos problemas de la cadera, aunque en un principio fueron leves, a medida que iba pasando la tarde el dolor comenzó a ser grave, tanto que empecé a cojear y tuve que ir a la farmacia para intentar buscar una solución.

Al día siguiente el dolor no desapareció aunque tampoco aumentó y dejé pasar una semana para volver a correr. Después de esa semana hice 2 entrenamientos uno de 10 y otro de 17 kms. y aunque el problema seguía, hice 4 días de descanso y al acabar realicé otro entrenamiento de 12 kms muy suaves. Más que un dolor acabó siendo una molestia y con esos entrenamientos afronté la maratón de Madrid.

Iba con la sensación de no haber realizado buenos entrenamientos y que por lo tanto no sabía si acabaría la carrera. Pero como no era una carrera en la que tuviese en mente bajar tiempo, y menos después del palizón de Barcelona, cogí el AVE con una sola cosa en mi mente "Disfrutar del fin de semana".

Parecerá raro para alguien que no sea corredor, que una persona le llame disfrutar, a correr 42 kms después de un viaje tan largo y solo para 2 días, pero ese viaje entrañaba otras cosas. Correr en otra ciudad que no es la tuya y que no conoces, aprovechar para ir al teatro, para ver la celebración de la liga del equipo rival jajaja, pero sobre todo la de conocer a alguien que solo conoces por internet y querer compartir una charla cara a cara sin una pantalla por delante.

Bueno, Carlos es una persona que no engaña, es tal y como se muestra cuando se habla con él por internet, pero a parte de eso es todo un caballero, de esos de los que alguna vez me ha hablado del Barón de Coubertin "Los caballeros son ante todo 'hermanos de armas', hombres de coraje, enérgicos, unidos por un lazo más fuerte que la simple camaradería, ya poderosa por sí misma, a la idea de ayuda mutua de la camaradería, se superpone en el caballero la idea de competencia, de esfuerzo opuesto al esfuerzo, por simple amor al esfuerzo, de lucha cortés", pues con estas palabras que él me dedicó una vez, se le puede definir perfectamente.

El sábado salimos de Barcelona a las 8:30 con el AVE (Tren de Alta Velocidad) y como su nombre indica íbamos la mayoría del tiempo a 300 km/h. Al llegar a Madrid lo primero que hicimos fue ir al hotel y dejar las maletas en la habitación, para acto seguido dirigirnos a la Feria del Corredor. Estaba nerviosísimo, llegaba media hora más tarde de la que había quedado con Carlos y no sabía como iba a transcurrir el día, ya que el pequeño de la familia había viajado con febrícula.

Cuando entro en el recinto ferial, veo a Carlos que me esperaba en la puerta, cerca de donde se daban los dorsales. Nos saludamos y me explica el procedimiento de entrega de dorsales y comenzamos el ritual de: Dorsal, bolsa del corredor y visita a la feria.



Después coincidimos con Ricardo Abad y tuvimos una charla con él. Me alegra cerrar un círculo, gracias al Facebook suyo comenzamos a hablar Carlos y yo, unos meses después corremos los 3 en la misma ciudad. Que quien es Ricardo Abad? Deciros que la maratón de Madrid era la nº 570 consecutiva, este campeón hace una maratón CADA DÍA!!!


Después de un rato nos paramos en un stand donde explicaban la carrera a vista de moto (suerte que días antes Carlos ya me lo había enviado y le pude echar un ojo) justo en el momento que me explicaba el tramo complicado, mi hijo se cayó y se dio en la cabeza, Carlos fue en busca de ayuda, de mientras, Reme ya había sacado el botiquín que siempre lleva, ya se sabe "mujer precavida vale por dos" y ella vale mucho más. Después del accidente y movilizar a media feria para curar al peque, charlamos un poco y nos despedimos hasta el día siguiente.

Por la tarde nos preparamos en el hotel para ir a ver al Barça en una peña barcelonista en Madrid, este trozo mejor pasarlo rápido ya que el Barça perdió, jejeje. Después nos fuimos a ver el musical de "El Rey León" y aunque estuvo muy bien, a media parte y después de un día ajetreado, estábamos todos muy cansados y algunos medio dormidos, así que decidimos irnos al hotel y descansar, sobre todo porque al día siguiente nos esperaba un día más duro.

A las 5:30 sonó el despertador, me levanté y me fui a desayunar al comedor. Una vez allí empezó a llenarse de corredores, el ambiente era fantástico, ver corredores de diferentes países cada uno con su ritual para desayunar. Algunos bajaban casi dispuestos para salir a correr, dorsal incluido, otros iban con zapatillas de estar por casa con cara de "porque hay que levantarse tan temprano para ir a correr" y entre todos ellos me encontraba yo, con cara de alucinado, con los nervios como si de mi primera carrera se tratase y con dos keniatas en mi mesa que me miraban como diciéndome "- Y este de donde se ha escapado?" o al menos es lo que yo creo. Acabé y subí a la habitación para acabar de preparar todo y bajar con la família para que ellos desayunaran.

Los minutos empezaron a correr y el tiempo pasó volando, desde que salí del hotel hasta que me coloqué en la línea de meta. Estuve esperando a Carlos cerca de Cibeles pero un contratiempo hizo que no pudiese llegar a tiempo para tomar la salida juntos. A 5 minutos de que se iniciase la carrera, comencé a pasar los cajones para colocarme en el mío, pero aquí hubo dos cosas que fueron diferentes. La primera que los cajones como decimos en Barcelona allí son los corrales y la segunda que estaban señalizados, pero uno podía pasar de uno a otro sin problemas, incluso en la zona donde yo estaba, casi en el final, la gente de la calle podía acceder sin ningún problema, cosa que no pasaba en la de Barcelona que hay incluso vigilancia para que no te cueles de cajón.

La salida, como en las otras que he hecho, siempre es igual, caras de tensión mirando de un lado a otro concentrados, otros riendo para ir soltando los nervios del principio, pero como es lógico, todos con la ilusión de acabar.

Dan la salida y comienzo a buscar a mí familia, ya me han dicho por donde van a estar y he de aprovecharlo bien porque solo me verán en la salida y en el final, en caso de que lo logre, ya que como he dicho antes el peque no estaba muy fino y optan por ver la salida e irse al hotel un rato. Los veo casi de refilón y me despido, comienza la maratón y he de disfrutarla, pero e de estar atento a las señales que mi cuerpo me vaya mandando, sobre todo el tema de la cadera y el intentar no llegar tan agotado al final de la carrera como me paso en Barcelona.


Comienzo a subir el Paseo de la Castellana, allí intento buscar a Carlos ya que durante 3 kilómetros coincidimos los corredores de la maratón y los de 10K, pero lógicamente entre tanta gente fue imposible. Lo curioso es que me encuentro a dos extranjeros con los que el día anterior habíamos coincidido en un bar al lado de la feria del corredor, hablo un par de minutos con ellos, nos deseamos suerte y comenzamos a distanciarnos. Llegamos al Santiago Bernabéu y se separan los grupos, a partir de aquí vamos solos los corredores de maratón.

En los kilómetros siguientes había una pequeña pendiente, que al estar fresco de piernas apenas se notaba, la gente empezaba a salir a la calle para vernos correr. De aquí recuerdo una señora muy mayor en el Paseo de la Habana, sobre el kilometro 7, que salió desde el balcón de su casa con la bata y con los pelos de recién levantada, chillando a pleno pulmón. En un principio pensé que le pasaba algo, pero era tan simple como que quería animarnos a todos. Aquello dibujo una sonrisa durante un buen rato, incluso ahora que lo estoy escribiendo me vuelvo a reír.

Luego en Avda. Pío XII y Príncipe de Vergara la gente empezaba a llenar la calle. Estos primeros 10 kilómetros me sorprendieron, no sé si era por la ilusión de otra maratón o porque no pensaba en nada, solo miraba de un lado a otro. El caso es que mi dolor de cadera no aparecía por ningún sitio, pero es que tampoco me encontraba cansado. Aquí me tomé un primer gel, no quería que más adelante me diese algún bajón por confiarme de estas buenas sensaciones.

Otra de las cosas que me sorprendieron gratamente de esta maratón son los patinadores, desde aquí, si alguno lo lee, mis felicitaciones. Yo no me encontré en ningún momento desatendido, siempre había alguno cerca. La función de estos fuera de serie, era ni más ni menos que cuidarnos, si tenías algún dolor había alguno con sprays para aliviar el dolor o con geles para refrescar piernas. Que te faltaba vaselina, los había con botes enormes de ella y todo esto lo hacían sin que uno se tuviese que parar, excepto en algunos casos, pero siempre gente muy atenta, después de esto os contaré una anécdota. Antes de llegar a la Puerta del Sol, pasó un patinador al cual le pregunté si tenía algo de vaselina, pues la que me había puesto por la mañana entre las piernas había comenzado a desaparecer. Yo no sé, si no me entendió, si estaba agobiadillo porque éramos 2 ó 3 los que le preguntábamos o por que no sabía. El caso es que me dio un botecillo pequeño y me dijo "-Quédatelo que tengo más", yo sin mirar y centrado en la carrera, empecé a ponérmelo entre las piernas, las axilas, etc.. De golpe, empiezo a darme cuenta que, por donde me he echado, empieza a enfriarse, miro el bote y no era vaselina sino gel para refrescar, el resto os lo podéis imaginar, creo que mejoré tiempo y todo buscando como un loco otro patinador que tuviese lo que le pedí, aunque antes de eso fue gastar la mitad de una botella de agua para intentar limpiarme el gel. A parte de eso, lo dicho, unos cracks.

Luego llegó la Puerta del Sol. Increíble la cantidad de gente que allí se encontraba para animarnos, recuerdo pasar por allí y ver unos metros más adelante, una pantalla gigante donde se veían a los primeros. Me acuerdo que marcaba 1h 49´ o sea, que les faltaba menos de media hora para acabar y yo no iba ni por la mitad, así que me tomé el segundo gel y apreté un poco.

Después del paso de media maratón, me acordé que el día anterior Carlos quiso comentarme este trozo porque desde el kilómetro 26 hasta el 32 era un tramo duro que pasaba por la Casa de Campo. Pero como sucedió el pequeño accidente pues no sabía lo que me esperaba. Así que intenté reservar todas las fuerzas que pude y fuí haciendo. En el 28 tomé el 3er. gel, veía que las cosas estaban en orden ni cadera, ni dolores raros, ni nada de nada, así que bastante animado. Pero el destino tenía reservado para mí una sorpresa.

Kilómetro 32 veo una subida. En mi cabeza se enciende la calculadora con el signo de restar, solo quedan 10 kilómetros, ahora empiezo a imaginarme la medalla colgada en mi cuello, de repente escucho un grito y alguien que se pega a mí, ES CARLOS!!! Me ilusiona ver que voy a estar acompañado un rato por alguien, la verdad es que en ese momento era de agradecer.


Me pregunta que como voy, y le respondo que estoy bastante sorprendido porque voy bien, sin molestias de ningún tipo, que la Casa de Campo me agobió un poco no por sus cuestas, sino porque veía a la gente en el otro lado corriendo y parecía que no tenía fin.


Luego pasamos por el barrio donde él vivió , y después de hacerme fotos y animarme constantemente con " VENGA CAMPEÓN" "ESTAS HECHO UN CRACK", etc. hizo que me sintiese como uno de esos campeones de maratón. Se quedó a mi lado diciéndome: las cuestas que venían, como las tenía que afrontar, donde tenía que reservar, vamos como un entrenador que le aconseja lo mejor a su pupilo.

A parte de esto, me comentaba los sitios por donde íbamos pasando. De aquí pido disculpas, porque el cansancio empezaba a notarse y algunas de las cosas que me explicaba no conseguí retenerlas. Recuerdo que el se dio cuenta y me decía "- Tú no hables ya hablo yo por ti, y si no quieres que hable me lo dices". Que grande!!! Así llegué al kilometro 40, donde después de una buena subida, no me vi con más fuerzas de subir otra y me paré. Aquí es donde se descubrió ante mí, como uno de esos "hermanos de armas" que comentaba al principio. Como el día anterior había hecho con mi hijo buscando a alguien para ayudarnos por el golpe que se había dado, aquí hizo lo mismo. Salió en busca de agua, Gatorade o lo que hiciese falta y me lo trajo mientras yo no paraba de caminar. Todo esto hizo que mi cuerpo sacase fuerzas de donde creo que ya no había y comenzase otra vez a coger ritmo, e intenté que ese ritmo fuese lo más rápido posible.

Así pasó el kilómetro 41 y 42, al llegar a la recta me dijo "- Te dejo aquí porque no creo que me dejen ir hasta el final, nos vemos después" y yo lo único que pensaba era que después de hacer sus 10 km. por la mañana, y cuando yo pensaba que me acompañaría algunos kilómetros, se hizo otros 10 km. para acompañarme hasta la meta, GRACIAS!!!

Los 200 metros finales, os los podéis imaginar, saben a glória.

Después vino la despedida, los abrazos, las ganas de más carreras juntos y la confirmación de haber conocido a una buena persona, con lo difícil que es eso hoy en día.


El tiempo 3h 56´ 29" el peor de las tres maratones que he hecho, pero me acuerdo de un refrán que me vino a la cabeza y que he modificado un poco, " Aunque hice mal tiempo, acabé con buena cara". Y con eso es con lo que me quedo, que en definitiva era mi objetivo no tanto marcar un buen tiempo, sino disfrutar de la carrera.


P.D.: Aquí tenéis otra sorpresa de la carrera. La foto con un corredor tal vez más conocido por algunos. Dani Martín el cantante de "El Canto del Loco" y ahora en solitario, un buen tío que se esperó, aunque tenía prisa, para hacerse la foto. GRACIAS!!!



SALUD Y KILOMETROS !!!